Julio Jaramillo

Nació en Guayaquil en 1935, conocido por los apodo ”El Ruiseñor de América” considerado como el mejor cantante ecuatoriano de todos los tiempos. Sus canciones, sobre el amor y la incomprensión, penetraban profundamente en el corazón del público. Muchos consideran a esta cantante como uno de los símbolos de identidad nacional.

Al perder a su padre cuando tenía 6 años, su madre trabajó como enfermera para mantenerlo. Julio estuvo muy enfermo en su infancia: sufría de bronquitis, difteria, disentería y hasta parálisis infantil. Creció escuchando al dúo Guayaquil, Olimpo Cárdenas, Carlos Rubira Infante y el dúo Villafuerte, artistas que marcaron una época y que influyeron en sus inclinaciones musicales.

Junto a su hermano, empezó a cantar con el músico Toapanta. Estudió filantropía y en una escuela pública, bajo la dirección del profesor Lauro Dávila. Después de terminar la escuela primaria, trabajó en una zapatería de mujeres, luego como barnizador de muebles.

A los diecisiete años era conocido por su cálida voz y participaba en programas de Radio Cóndor. En 1950 se unió a dos amigos y recorrieron los pueblos de Esmeraldas y Manabí cantando a trío. Con la grabación de su primer disco, ”Pobre mi madre querida” en el año 1954, su nombre comienza a ser conocido.

Su salto a la fama se dio en 1955 con su vals Fatalidad, que sonó en todas las estaciones de radio de Ecuador y en las principales estaciones de otros países. La grabación de esta canción marca el inicio oficial de su carrera y su reconocimiento. Su consagración internacional llegó con el bolero Nuestro juramento 1957 del cual hizo una gira. Al regresar a casa, fue arrestado por el servicio militar.

Regresando a la vida civil en el año 1960, continuó su carrera, inclusive actuó en la película Romance en Ecuador y otra rodada en Argentina. En 1965 se mudó a Venezuela. Su última gira internacional tuvo lugar en Estados Unidos y Canadá. Posteriormente, estuvo preso y casi siempre por cuestiones de mujer o por incumplimiento de la ley de menores.

Además, de estar casado cinco veces, tuvo hijos con otras mujeres, número que asciende a un total de veintiocho. Nunca negó su origen humilde, era generoso, derrochador con amigos y arquetipo del machismo porteño.

Regresó a Ecuador en 1975 con cirrosis hepática. En los últimos años crea un programa en Radio Cristal llamado “La hora de J. J.”, del cual apenas le generaba pocos ingresos. Fallecido a la edad de 43 años, sus restos fueron acompañados por unas 250.000 personas.

Posterior a su muerte, un empresario argentino editó grabaciones completas con canciones que Julio le había grabado cuando necesitaba dinero, así surgió el dicho popular de que «Las alondras cantan mejor después de muertas». Inclusive su vida fue llevada al cine en el largometraje.

Los temas que armó, entre los que destacan: De cigarro en cigarro, Alma caña, Interrogación, Odio en la sangre, Te odio y te amo, Carnaval de la vida o Cuando llora mi guitarra que en la actualidad aún se escuchan en la radio.