Fue un motín antifiscal ocurrió el 22 de mayo de 1765 acontecido en la ciudad de Quito cuando era colonia española. La población quiteña reclamaba contra un incremento de los impuestos a los licores, por parte de las autoridades coloniales, lo que se convirtió en un conflicto entre los españoles de colonia y criollos de la ciudad.
Debido a los conflictos comenzaron a oírse rumores de que la subida del alcohol era para matar a los mestizos y clase pobre que la consumía. Esto desencadenó una serie de revueltas que provocaron el incendio de los almacenes del estanco y aduana.
Finalmente, tras varios meses de un poder dual, la paz se restableció cuando la Audiencia ordenó el destierro de los hombres españoles solteros, y el Virrey de Nueva Granada.